
Otro día más dispuestos a seguir conociendo la tierra de Jesús, acompañados por nuestro guía D. Ignacio.
Salimos de Tiberíades hacia el valle del Jordán, hasta llegar a Jericó. Nos encontramos una ciudad: Bíblica, Herodiana y Moderna. Nos recuerda la historia, desde Elías, Eliseo y Zaqueo subido en un sicomoro, debido a su baja estatura.Vemos el monte de la cuarentena, donde Jesús sufrió las tentaciones, que oimos el pasado primer domingo de cuaresma y en la plaza Mayor vimos un espectacular sicomoro y probamos su rico fruto.En pocos kilómetros la tierra fértil se convierte en una zona desértica.
Enseguida entramos en Palestina y vemos una valla de seguridad entre Jordania y Cisjordania. En medio del desierto de Judea en la costa occidental del Mar Muerto se encuentran las ruinas de Qumran y sus cuevas en donde hallaron un valioso tesoro arqueológico y bíblico. Manuscritos o rollos encontrados en las cuevas de Qumran a orillas del Mar Muerto. Fueron descubiertos en diferentes circunstancias, ocultos en vasijas de barro por los Esenios.
Por la tarde tuvimos la oportunidad de celebrar la renovación de las promesas bautismales, todos los componentes del grupo, en el río Jordán. Una nueva ocasión de preparación para la Cuaresma. A media tarde los que fueron más valientes se bañaron en el Mar Muerto, antes de salir hacia Jerusalén.
Cuando ya estábamos viendo la Ciudad, hicimos una parada, para cantar en acción de gracias a Dios por permitirnos disfrutar de ese momento, brindamos por la paz en Jerusalén y entonamos un canto. Shalom.

