
Os compartimos esta entrega del Domingo 26 de marzo a 35.000 pies de altura.
Esta madrugada del lunes, partimos hacia Tel Aviv donde hemos tomado el vuelo que nos llevará a Madrid. Después un autobús nos llevará a Zaragoza, si Dios quiere.
Pronto nos vemos.
Domingo 26
Por ser el último día hemos madrugado un poquito más, salimos por la Puerta Nueva a la altura de Notre Dame para dirigirnos a participar en la Eucaristía que celebrará nuestro Parróco D. Miguel A. Estella. Concelebra D. Ignacio Figueroa , guía de la Peregrinación, ayudados por D. Fabio Losada, que ha recibido los ministerios de Acolitado y Lectorado recientemente.
La Basílica del Santo Sepulcro alberga bajo el mismo techo tres de los lugares más sagrados para la religión cristiana: la piedra del Ungimiento, el monte Calvario y el Santo Sepulcro.
Apenas a unos metros de la puerta se encuentra la piedra del ungimiento sobre la que muchos se arrodillan para orar o en muchos casos para llorar.
En el monte Calvario, o en otras palabras el lugar exacto donde Jesús fue crucificado, llama la atención la larga fila para besar y tocar la roca y es bueno detenerse un rato para rezar y dar gracias simplemente.
Por fin, el Santo Sepulcro, lugar donde Cristo fue enterrado y resucitó a los tres días. Sólo quiero expresar lo que he sentido en el momento de la adoración en el interior del sepulcro. ¿Soy capaz de agradecer semejante acto de amor y quedarme indiferente? Ahora es la ocasión de rectificar, todavía estoy a tiempo y la Cuaresma me invita a ello.
Ayer por la tarde, vivimos un intenso recorrido por la Vía Dolorosa. Rezamos el Viacrucis y fuimos meditando cada estación. Fueron unos momentos especialmente vividos al pisar por donde hace tiempo lo hizo Jesús.
¿Nos vamos a quedar tranquilos ante tanto dolor y necesidades de nuestros hermanos?
Hoy también hemos visitado la Iglesia de Santa Ana y la Piscina donde Jesús curó a un paralítico.
Después visitamos la Cripta de Santa Elena, que descubrió el lugar donde estaba la Cruz de Cristo.
Por la tarde, asistimos a un Vía Crucis, por el interior de la Basílica del Santo Sepulcro dirigido y cantando por los PP. Franciscanos, que habitualmente realizan para reafirmar su presencia en Jerusalén. Con este acto damos por finalizada nuestra peregrinación. Quedan en nuestra retina y en nuestro corazón todo lo vivido en estos días.
Después de cenar, nos hemos reunidos para hacer junto con los Sacerdotes una evaluación.
Los Sacerdotes han dado las gracias por la buena respuesta, alegrándose del resultado de la peregrinación.
En general todos los participantes hemos coincidido en la buena organización. Muy buenas explicaciones y comentarios. Muchas gracias por ayudarnos a vivir nuestra fe. Esperemos que lo vayamos haciendo vida y sepamos transmitirlo.
Estoy terminando esta reseña volando de Tel Aviv a Madrid, desde donde siento la emoción de haber podido trasladaros lo que de verdad he sentido en estos días.
